viernes, 12 de octubre de 2007

Generación Emergente

Generación Emergente


Romanos 10:1-3 “Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por los israelitas es que alcancen salvación. En su favor puedo decir que tienen un gran deseo de servir a Dios; solo que ese deseo no esta basado en el verdadero conocimiento. Pues no reconocen que es Dios quien hace justos a los hombres y pretenden ser justos por sí mismos, y así no se han sometido a lo que Dios estableció para hacernos justos.”
La Biblia. Dios habla hoy.

El verdadero conocimiento

Esta más que claro que el deseo de Dios es que todos alcancen la salvación, dado que para él no hay acepción de personas. Lo podemos comprobar en el Antiguo Testamento que cuando Dios anuncia un juicio lo hace tanto como para los “circuncisos” como para los “incircuncisos”, pues Dios es justo. Y en el nuevo testamento encontramos una declaración que dice que Dios no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 pedro 3:9).

Uno de los primeros deseos del recién convertido, que muchas veces se sostiene con el tiempo y otras no, es el deseo de servir a Dios. Muchos son los que anhelan el servicio y dice la Biblia que el que anhela el obispado, buena cosa desea (1 Timoteo 3:1). Pero no siempre este deseo puede ser genuino. Muchos esconden el deseo de servirse de Dios y de su pueblo, servirse de autoridad, poder y hasta de ganancias económicas y reconocimiento. Cuando hay deseos ocultos de servirse de Dios para uno mismo, comienzan a transitarse por supuestos atajos, que evitan el trato de Dios, la confrontación, el aprendizaje, la humillación, el dolor, la soledad, los desiertos, y todas las posibles formas en que Dios te capacita para el servicio.

El transitar por atajos o desvíos evita que uno alcance el conocimiento verdadero o el conocimiento de una verdad que jamás deberíamos olvidarnos: Es Dios quien hace justo a los hombres. Es Dios quien justifica a los hombres por medio de Jesucristo.

El hombre no puede por ningún motivo, ni por fuerza, ni por voluntad propia hacerse justo, ni entrar en la justicia de Dios.

Dios hace al hombre justo por fe, por lo tanto es inútil pretender hacerse justo por sí mismo. Dice Isaías 64:6 “Si bien todos nosotros somos como suciedad y todas nuestras justicias como trapos de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja y nuestras maldades nos llevaron como viento.”

Tratar de hacernos justos con nuestras justicias es tratar de limpiar nuestra suciedad con un trapo inmundo.

Nuestras propias justicias abarcan nuestros propios pensamientos y conceptos, nuestro propio proceder, nuestro propio entendimiento, nuestra propia santificación por medio de obras, nuestros propios méritos, etc.

Al querer o pretender hacernos justos a nosotros mismos, no solo empeora las cosas sino que nos revelamos y no nos sujetamos a la justicia de Dios, y por lo tanto nos revelamos a Jesús que es nuestra justicia verdadera.


1 Corintios 1:30 “Pero Dios mismo los ha unido a ustedes con Cristo Jesús, y ha hecho también que Cristo sea nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra liberación. De manera, como dice la escritura: Si alguno quiere enorgullecerse que se enorgullezca en el Señor.”
La Biblia. Dios habla hoy.

La lección de Dios y sus métodos

Los celos.

Siempre que haya quienes por su propia justicia pretendan el servicio a Dios, porque creen que tienen las mejores condiciones, la mayor carga, la mayor unción y los mayores méritos a los ojos humanos Dios utiliza dos cosas:

1- Alguien que no tenga ningún mérito.

2- Los Celos.

Con estos dos elementos Dios emprende una nueva lección para nuestros queridos hermanos justificados por sus obras.


Romanos 10:19 “También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; con un pueblo insensato os provocaré a ira. E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí. Pero acerca de Israel dice: Todo el día tendí mis manos a un pueblo rebelde.”


Un pueblo que no es pueblo significa que es un extranjero y por consiguiente un extraño, alguien que nadie conoce.

Quizás no tenga las mismas costumbres, quizás no hable el mismo idioma, quizás haya vivido cosas diferentes y haya encontrado alimento de lo que otros desecharon.

Una definición para un pueblo insensato es también: tonto, fatuo, imprudente, sin sentido. O sea que tampoco reúne las cualidades necesarias para calificar en el equipo del Señor.

A este pueblo extraño, no apto e injustificable es el que Dios justifica por fe, primero por amor de ellos, pues no quiere que ninguno perezca y segundo para enseñarle o recordarle a su pueblo, ansioso de fama y lugares de privilegio, que no es por su propia justicia sino por la fe en Jesucristo, que es nuestra justicia.
Por ellos tenemos una recomendación en Proverbios 3:5-8 “Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión, y teme a Jehová. Y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo y refrigerio para tus huesos.”

El principio que encontramos en proverbios es para ser aprendido y tenido en cuenta tanto por la generación antigua, como por la generación emergente, puesto que pasado el tiempo puede que se olvide que todo lo obtenido fue por gracia, y no porque realmente lo merecíamos. Reconocer a Dios en todos nuestros caminos nos libra del error o desvío total, pues en el caso que nos estemos equivocando por algún motivo él endereza nuestras veredas. Seamos sabios en el temor de Dios y no en nuestros propios pensamientos y consejos, pues el temor de Dios neutraliza el envanecimiento del conocimiento.

Apartarnos del mal de nuestras propias justicias y nuestra propia promoción, será de medicina a nuestros cuerpos y de refrigerio para nuestros huesos.

De esta forma, con una generación de extraños e injustificables por sus propios méritos, Dios intenta salvar de sus propias justicias a la generación segura de sí mismo. Si esta última no aprende, finalmente es avergonzada.

La vergüenza.

1 Corintios 1:27-31 “Y es que para avergonzar a los sabios, Dios ha escogido a los que el mundo tiene por tontos; y para avergonzar a los fuertes, a escogido a los que el mundo tiene por débiles. Dios ha escogido a gente despreciada y sin importancia de este mundo, es decir, a los que no son nada (pueblo), para anular a los que son algo así nadie podrá presumir delante de Dios.”
La Biblia. Dios habla hoy.

Por lo tanto, todos los que reúnan las siguientes cualidades califican para ser una nueva generación que llene de celos y de ira a la generación antigua:

- Algo tontos
- Extraños
- Débiles
- Despreciados
- Sin importancia

En el mejor de los casos procederán al arrepentimiento y serán justificados por la fe en Jesucristo y en le peor de los casos serán avergonzados no por nosotros, sino en la elección que Dios ha hecho en nosotros, que es diferente a que nosotros avergoncemos a alguien. Dios nos guarde de esto y de nosotros mismos.

Recordemos que David jamás avergonzó a Saúl de su propia voluntad. Pero sí, Saúl era avergonzado porque Dios le había quitado el reino para dárselo a un jovencito que ni siquiera era un guerrero o un soldado digno de ser entregado el poder. Recordemos como reaccionó su hermano con la aparición de este muchacho.


El entrenamiento

1 Samuel 17:28 “Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿para que has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón que para ver la batalla has venido.”


Con su sola presencia su hermano mayor, tipología de la generación madura, antigua y calificada, se enciende en ira, tal como lo dice Romanos 10:19. No contento con los celos descontrolados de su corazón lo arremete y lo menosprecia: “¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas…?” Lo acusa de soberbio, altivo, malvado. Aún así, nada de esto inquita al muchacho pues reconoce que son puras habladurías.


1 Samuel 17:29 “David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?”


Fijémonos un detalle. David ya estaba acostumbrado a las habladurías de sus hermanos y a las acusaciones pues le contesta: ¿Qué he hecho yo ahora, qué hice ahora? O sea que Dios ya estaba forjando el carácter de este joven desde temprano, desde su casa, desde sus propios hermanos. Es por eso que David estaba preparado para enfrentar el menosprecio y los insultos de un gigante como Goliat. Pensemos que los Goliat con los que David tubo que enfrentarse anteriormente en su entrenamiento, tuvieron que ser mucho mayores como para de un solo piedra voltear a un filisteo. ¿Cuáles fueron el Goliat de su entrenamiento? Sus propios hermanos mayores. Las propias acusaciones y menosprecio de sus hermanos mayores. Por eso, todos los que sufran este tipo de cosas deben bendecir a Dios, porque están siendo entrenados para el equipo titular de Dios, para ser una nueva y genuina generación emergente.


Intentos fallidos

1 Samuel 17:38 “Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce y le armó de coraza. Y ciño David su espada sobre sus vestidos y probó andar porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto porque nunca lo practique. Y David echó de sí aquellas cosas.”

Uno de los primeros intentos de la generación antigua y calificada, es el de vestirnos con sus ropas. Esto es su forma de vida. O sea, que se intenta alterar o manipular la vida del otro; semejante a la práctica de la hechicería.

Lo segundo es poner un casco. Este casco es poner estorbo al conocimiento para no ver las cosas como son. Esto iguala a los lazos y redes tendidas por el enemigo, nada más que por nuestros hermanos mayores.

Lo tercero es armarnos de su propia coraza. Esto es la enseñanza o la imposición de sus propias justicias, de sus propias formas o métodos de obtener la justificación por méritos, por votación. En resumen, por obras y por consiguiente contraria a Jesús.

Y lo cuarto es entregarnos su propia espada. Esto es sus propias doctrinas, sus propias palabras y sus propias enseñanzas para infundirlas. Aquí se entremezcla la sabiduría humana y las filosofías e interpretaciones personales de las cosas.

Nada de esto encaja con el nuevo modelo de guerreros, por lo tanto David, comprobando que con todos estos elementos impuestos le es dificultoso su andar, lo echa de sí. Lo deja, lo abandona, lo rechaza y emprende la batalla con lo indispensable:


Lo indispensable

1 Samuel 17:40 “Y tomó su cayado en su mano y escogió cinco piedras lizas del arroyo y las puso en el saco pastoril…”


La generación extraña que Dios levanta y hace emerger no se basta de métodos antiguos sino de tomar su cayado en su mano. Hay dos posibles cayados que podemos encontrar en Zacarías 11:7. Uno es el de las ATADURAS, como David quiso ser atado o sujetado, y el de la GRACIA. Este último, el cayado de la GRACIA debe ser tomado para no olvidar nunca que no es por nuestras propias justicias y nuestros propios méritos, sino por la fe y la gracia concedida por nuestro Señor Jesucristo.

Lo segundo de lo que se basta, son de cinco piedras. Donde las piedras tipifican la revelación, sobre la cual, Jesús edifica su iglesia. Esto lo encontramos en las palabras dichas por él mismo a Pedro: “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre sino mi Padre que esta en los cielos. Y yo también te digo; que tu eres Pedro (gr. Petros) y sobre esta roca (gr. Petra) edificaré mi iglesia y las puertas del hades no prevalecerán contra ella.” Esta piedra, es la piedra desechada por los edificadores que ha pasado a ser la piedra fundamental de la nueva iglesia emergente.

El hecho de que sean cinco, nos lleva a los cinco libros de la ley, tipificando la palabra de Dios en su totalidad. Por lo tanto estamos frente a la revelación de la palabra por gracia, como elemento indispensable para salir a la batalla y esto no incluye revelaciones de carácter sobrenatural, viajes astrales, estados de transe casi del tipo espiritista.


Cuando lo demoníaco se presenta

Veamos los dichos de David a la generación antigua:


1 Samuel 17:47 “Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada (humana) y con lanza (también humana); porque de Jehová es la batalla, y el os entregará en nuestras manos”


Luego de matar al filisteo, David gana muchos seguidores y se le reconoce rápidamente entre el pueblo. Saúl también reconoce que el señor estaba con ese muchacho pero, al igual que el hermano mayor de él, reacciona de otra forma, también en concordancia con Romanos 10:19.


1 Samuel 18:8-9 “Y se enojó Saúl en gran manera, le desagradó este dicho y dijo: a David dieron diez miles, y a mí miles; no les falta mas que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.”


El enojo y los celos descontrolados de Saúl, y el no tomar la actitud correcta lo llevó a un estado peor que el anterior. Prestemos mucha atención:


1 Samuel 18:10 “Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano comos los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano. Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David en la pared. Pero David lo evadió dos veces. Mas Saúl estaba temeroso de David, por cuanto Jehová estaba con él y se había apartado de Saúl.”


La resistencia de Saúl a la lección del señor, que nada importa el prestigio y la imagen exterior, provocó su vergüenza y dejó una puerta abierta a un espíritu malo para ser gobernado. Este espíritu fue enviado por el señor debido a su total rebeldía e intento de conservar sus propias justicias y su propio prestigio. A partir de aquí comenzó la carrera universitaria de David, que más tarde lo llevaría a graduarse en la escuela que no todos resisten: la escuela de Dios.

Ahora centrémonos en un último detalle, o intento desesperado de Saúl por sujetarlo a una generación antigua. En esto Saúl tuvo éxito y no solo afectó a David sino que también a su propia sangre.


1 Samuel 18:20-21 “Pero Mical la otra hija de Saúl amaba a David y le pareció bien a sus ojos. Y Saúl dijo: Yo se la daré para que sea por lazo y para que la mano de los filisteos sea contra él. Dijo pues, Saúl a David por segunda vez: Tu serás mi yerno hoy.”

David se emparentó con Saúl, de forma que David siempre tuvo encima un lazo que lo atraía a la vieja generación que intenta justificarse por sí mismo.

Recordemos unos significados de lazo:

- Cuerda o trenza con un lazo corredizo en uno de sus extremos, que sirve para sujetar toros, caballos, etc. Arrojándosela a la cabeza o a los pies.
- Cordel que sujeta la carga.
- Ardid o artificio engañoso. Caer uno en el lazo. Ser engañado con un Ardid.
- Atraerle con engaño para perjudicarlo.
- Ardid: Hábil, astuto, artificio que se emplea para lograr un intento. sinónimo: artimaña.
- Artimaña: trampa para cazar.


El éxito de Saúl

Por lo tanto, estamos frente a un engaño y una trampa puesta por Saúl a David, y David cayó. A partir de esto podemos entender o ver con más claridad ciertos errores cometidos por David en su madurez.

1- David y Betsabé: Aquí vemos los efectos del engaño o del lazo tendido al rey, donde rata de conseguir por sus propios métodos lo que quiere: Betsabé. Una terrible consecuencia trajo esto, más de una muerte.
2- David y el censo: En este caso David fue tentado en su ego y accedió a un censo que le mostraría todo su poderío y la grandeza de su ministerio. Esto tampoco agradó a Dios por lo que también muchos murieron por esta causa.

Lo que podemos rescatar es que aunque este engaño en el que cayó David tubo sus grandes consecuencias, por todo lo que David fue amonestado, no titubeo en arrepentirse y pronto enderezó sus veredas, como aquel que es temeroso de Dios como dice Proverbios 3:5-8. En esto podemos ver que Dios no lo desamparó nunca.

Lo otro que podemos rescatar es que este mismo engaño, este mismo lazo, quedó seco o estéril a mitad de camino. Esto no se debió a que David junto a todo su equipo de intercesión para cortar las maldiciones echadas sobre él, sino que por el contrario se entregó en adoración y alabanza genuina a su Dios. Esto lo podemos ver cuando ya siendo rey, y habiendo recuperado el Tabernáculo, danzaba y bailaba para Dios delante de todos sin importarle nada ni nadie. Tal es así que quedó expuesta su desnudes delante de la gente y Mical, su mujer, hija de Saúl, dice la Biblia que lo menospreció en su corazón por tal actitud. Las palabras de David fueron las siguientes:


2 Samuel 6:21 “Entonces David respondió a MIcal: Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia de tu padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto danzaré delante de Jehová. Y aún me haré más vil que esta vez, y seré mas bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado. Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.”


No malinterpretemos. David no soltó ningún juicio, ni ningún lazo, ni ningún contra engaño. Lo único que hizo fue mantenerse firme en su postura de hacerse más vil, o menos calificado de lo que era hasta entonces delante de Dios. Por tanto la esterilidad de Mical, en tipificación de la sangre o herencia de Saúl, se debió a la acción de caer en sus propios lazos y engaños.


Nuestro éxito

Por tanto, recordemos que para no cometer los mismos errores, debemos tener siempre presentes en nuestra vida, el sacrificio de Cristo Jesús, que nos liberó y nos salvó del yugo de la esclavitud. No tenerlo en cuenta sería menospreciar la eficacia de la cruz, negando a Cristo mismo. Pasar por la experiencia de la cruz, es pasar por la experiencia o por la prueba diaria de negarse a sí mismo, de negarse a las propias justicias y aceptar la justicia de Dios a través de nuestro Señor Jesucristo. Esto también tiene que ver con perder el control de nuestra propia vida para hallar la eterna que es EN Cristo. Tommy Tenney declara. “No podemos orar con sinceridad “Venga tu Reino” hasta que legítimamente digamos “Te entrego mi reino””.


Mateo 16:24 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.”


David en ese entonces no contaba con esta promesa cumplida y esperando a ser creída, por lo tanto cada vez que se equivocaba volvía siempre a arrepentirse. ¿Esto de las equivocaciones y otra vez el arrepentimiento no te suena a algo conocido? A mí sí. Vivamos en la siguiente revelación que muchos tienen por menos, como un versículo del montón.


1 Corintios 1:30 “Pero Dios mismo los ha unido a ustedes con Cristo Jesús, y ha hecho también que Cristo sea nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra liberación. De manera, como dice la escritura: Si alguno quiere enorgullecerse que se enorgullezca en el Señor.”
La Biblia. Dios habla hoy.


Anotaciones:


- Dios hace justo al hombre por la fe.

- Tratar de justificarnos en nuestras justicias es como querer limpiar nuestra suciedad con un trapo inmundo.

- Dios utiliza un pueblo injustificable humanamente para que otros se arrepientan y se salven de sus propias justicias.

- Los que pertenecen a la generación emergente son los que otros tienen por tontos, extraños, débiles, despreciados y sin importancia.

- Si por los celos provocados por Dios no se arrepienten son avergonzados por la elección de Dios por nosotros.

- Los Goliat que forjan el carácter par la batalla son los Goliat de nuestros propios hermanos.

- La generación emergente se basta del cayado de la GRACIA y la REVELACIÓN de la Palabra de Dios.

- Debemos discernir las lanzas del enemigo que se infiltra entre los llenos de celos e ira y evitarlas.

- Debemos discernir los posibles engaños, lazos y trampas que a nuestros pies y a nuestras cabezas se sueltan, creyendo en la eficacia de la cruz y viviendo en la verdad de que Cristo nos liberó y nos salvó del yugo de la esclavitud, para evitar consecuencias mayores y trágicas en nuestra vida y ministerio.




A toda la generación emergente, esperando que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento, y guiados a toda verdad por medio del Espíritu Santo para la edificación de todos. Amén.